Formarinsee — Austria — Photo by Julián

Sinceramente… es la vida la que te da la razón

Julián
3 min readApr 28, 2019

Sinceramente… muchas veces intenté abordar el por qué algunos recuerdos quedan tan grabados y otros se esfuman por una escalera interminable que traspasa las nubes y se mantienen lejos y ocultos de nuestra visión. Pero creo que así es como funciona todo en la vida de cada uno, de recuerdos y olvidos, de paisajes y sonidos que nos van cambiando de rumbo, y de tanto en tanto miramos al cielo por la noche y vemos que las estrellas siguen ahí sin cambiar en su perenne transitar por el universo.

Sinceramente… a la edad de 5 años recuerdo ver a mí Papá mirando en nuestra TV Ranser blanco y negro, de esas que se cambiaba de canal girando una perilla, a Tato Bores. Él asentía, se reía, se enfadaba de vez en cuando; pero yo no lograba entender de que iba aquello. Para mí era un tipo con lentes redondos, un flequillo loco y que hablaba muy rápido. Fue ahí que desee ser grande para entender. Entender, una palabra que tanto me atraía, pero que de grande cuando uno cree haberla alcanzado, ella sabe quitarse la compañía tan fácilmente como el invierno se quita de encima al verano y al otoño juntos en un plisplás.

Sinceramente… leer libros te abre un mundo sin igual. Las letras no son nada cuando están sueltas, al igual que memorizar el abecedario no tiene más razonabilidad que obtener una nota en Lengua y Literatura. Pero en los libros, generalmente tienen un sentido que da mucho más que aquello que le falta de emocionante al abecedario. Al principio se me dio que pensar que todo eso de Lengua y Literatura no tenía ningún sentido, y menos aún al lado de Matemática y Geometría. Los números tienen sentido, son estrictos, dan un «resultado» y no hay margen a la inexactitud, a la mala interpretación. Pero claro, cuando uno es chico igual de chico es el razonamiento. Y el razonamiento entra en crisis al entrar al verdadero mundo de los libros. Ahí es cuando una frase, una simple frase inserta en un diálogo entre personajes de un libro te da la bofetada que te hace entrar en razón. Así de pequeño queda todo cuando David Baldacci en su libro «Memoria total» te da directo en el blanco y su personaje Decker te dice en un momento de sus reflexiones tan ambivalentes «Para un hombre pobre, cualquier pérdida es grande». Y ahí te das cuenta, sentado en lo alto de una montaña con el viento moviendo algo más que tú cuerpo, lo perdido que estamos. Y en esa pérdida que parece tétrica y oscura, darse cuenta de la abundancia que existe de ser libres y crear, porque en esa abstinencia de conocimiento, no hay límites imaginables.

Sinceramente… el mundo se va haciendo más esquivo. No es que esté intentando entenderlo o darle un sentido. Las primaveras van pasando y el mundo lo veo cada vez más ingresado en la era glacial, o volviendo a ella. Ya no hay entrega de emociones, sino que se discute qué son las emociones. Ya no hay tiempo, sino que hay un «sin-destino» para un «sin-por qué». Compartimos la limosna, sin saber que esa limosna es la que generamos nosotros mismos. Como dice Alejandro Sanz hay «Corazón partío». Es el mal que aqueja al nuevo mundo del «empoderamiento». Maldita palabra, a pesar que disiento en aquello de tildar de maldita a una palabra, a la que no han sabido darle el verdadero sentido de abrir puertas, sino que la han tomado como bandera de guerra en batallas distribuidas por corazones que no ven ni sienten, que la utilizan aquellos cegados que utilizan el «bastón blanco» para apuntar en lugar de guiar y que ante la primer adversidad, «pliegan» el bastón y se mezclan con aquella vulgaridad que ha caído en su verborrágica trampa discursiva, para pasar desapercibidos. Ya habrá otro vulgar que dé pasos marciales nuevamente, pero así como la enredadera ha podido y aprendido a crecer y vivir entre piedras, habrá almas que se unirán como una enredadera invencible que dedicarán su viaje por este mundo a mantener un equilibrio tan único como irrepetible…

Sinceramente… es la vida la que te da la razón

--

--